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'La novela negra permite meter el dedo en la llaga y convierte al lector en investigador'

La escritora de novela negra Teresa Cardona participa en el Festival 'Rioja Noir'

Teresa Cardona (Madrid, 1973), es escritora de novela negra, que ha dejado su huella tanto en Francia como en España. Ha publicado bajo el seudónimo Éric Todenne junto a Eric Damien, los títulos 'Un travail à finir' y 'Terres brûlées', protagonizados por el teniente Andreani. En 2022, ya bajo su verdadero nombre y en solitario, Cardona presentó la novela 'Los dos lados', una intrigante historia centrada en la teniente Karen Blecker, quien regresa a su país tras una carrera en Europol. 'Un bien relativo', 'La carne del cisne' y 'Tierra quemada' llevan también la firma de la autora. Cardona vive entre España y Alemania, fusionando culturas y experiencias en su narrativa./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Cómo llegas a la escritura? ¿Siempre te gustó escribir? 

Siempre me gustó leer, que creo que es el principio de cualquier escritor. En mi caso, comencé por una casualidad, el profesor de uno de mis hijos nos mandó (a los padres de su clase) un cuento. Yo lo leí y pensé que se podía mejorar. Fue el principio de nuestra cooperación y de mi escritura.

 

S.- ¿Cómo fue la transición hasta enfocar tu escritura en la novela negra? ¿Qué te gustó del género?

Empezamos por literatura infantil, pero yo creo que mi coautor, que lidiaba todos los días con treinta niños en clase (es profesor) y yo misma, que tenía cuatro hijos, estábamos saturados de cuestiones infantiles. No quiero pensar que nuestra situación personal nos llevase a matar en novela negra … No, en serio, nos tentaron las posibilidades que permite la novela negra. Te permite relatar una situación histórica, social, señalar la injusticia y meter el dedo en la llaga. La novela, en general, te permite hacer preguntas, y especialmente la novela policiaca, gracias al asesinato, convierte al lector en investigador. 

 

S.- ¿Cómo defines y eliges a tus personajes, la teniente Karen Blecker y el brigada Cano, o el teniente Philippe Andreani?

¡No es un casting! Par mí, cada uno de ellos es ya una figura casi de carne y hueso, con los que podría hablar o discutir, con los que me apetecería sentarme a tomar una caña o dar un paseo. Puede que sea así como los defino, me gustaría pasar tiempo con ellos, saber más de esas figuras.

 

S.- En tus novelas abordas temas polémicos e incluso tabúes, ¿crees que la novela negra se presta especialmente para hablar de estos temas?

Creo que una de las tareas más dignas de la literatura es pronunciar lo indecible y debe abordar temas pocos cómodos. Leí una vez que Kafka había dicho que “la literatura debe de ser un hacha para el mar congelado que hay dentro de nosotros”. No puede ser un lugar protegido, en el que se nos meta entre algodones. Me gustaría pensar que con mis líneas he estremecido a alguien o le he llevado a pensar en algo que, sin ellas, no hubiese abordado.

 

S.- ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Dónde y cómo surge la chispa para iniciar la escritura de una novela?

Suele basarse en un caso, a veces judicial, que me dio que pensar, en el que dudé. Probablemente sería lo correcto decir que mis historias surgen de una duda. Hay una historia que entonces quiero relatar, e intento aportar a través de capítulos y personajes, todos los puntos de vista posibles. 

 

S.- Imagino que existe una gran diferencia a escribir en solitario que hacerlo a cuatro manos, ¿no?

Tiene sus ventajas y desventajas, como todo. Es maravilloso crear unos personajes a los que conocemos los dos, una trama que discutir. Es muy enriquecedor. El escribir sola te permite más libertad, la decisión es tuya, el riesgo es mayor, pero también es mayor el placer si lo lees y funciona.

 

S.- Corrígeme si me equivoco, en ‘Tierra quemada’ regresas a la escritura compartida, ¿No?

No, fue el segundo libro que escribimos en Francia, digamos que el segundo caso de Philippe Andreani, teniente de la policía de Nancy.

 

S.- ¿Qué historia nos encontramos al abrir las páginas de ‘Tierra quemada?

La historia de una muerte considerada banal. Alguien a quien nadie reclama, a quien nadie echa de menos y, además, un posible accidente doméstico. Y resulta, que, al investigarla, Andreani se encuentra con que es el retrato de las consecuencias de los procesos históricos que llevaron a la división territorial de una zona geográfica (Alsacia Lorena) durante un siglo. Es la historia de varias familias que viven y trabajan en un pueblo. Sin haberlo pedido ni votado, unos se encuentran de la noche a la mañana en un país que no es el suyo, mientras que sus vecinos de enfrente ya no lo son, sino que se convierten en “extranjeros”. 

 

S.- ¿Y en el caso de ‘La carne del cisne’?

Un retrato de la violencia que nos rodea, violencia que en algunos casos es obvia y en otros, una violencia que en un principio no reconocemos como tal. La historia de una duda. El relato de una relación que acaba mal…

 

S.- ¿Es importante la documentación en tus novelas?

Sí, desde luego. Intento documentarme en prensa o en casos judiciales. Si esos casos que me imagino son verídicos, busco entender cómo se reaccionó (la prensa, la gente o la judicatura) a ellos. Intento acceder a expertos, ya sean jueces, fiscales, abogados, psiquiatras o forenses. Hasta ahora he tenido mucha suerte y las personas a las que he consultado se han desvivido por ayudarme.

 

S.- ¿Y la ambientación, el escenario, las ciudades donde se desarrolla la trama? ¿Son también protagonistas?

¡Siempre! Sí, cada vez tengo que preguntar más y enterarme de más detalles. Visitar sitios para poder llevar al lector después a ellos y que pueda sentir que son reales. 

 

S.- ¿Qué autores son tu referencia en novela negra?

Me encantan Ferdinand von Schirach y Pierre Lemaitre. Disfruto una barbaridad con Camilleri, pero también con Fred Vargas, PD James o Lorenzo Silva, que creó a la primera pareja de guardias civiles. Y Alicia Giménez Bartlett.

 

S.- ¿Lees novela negra? ¿Otros géneros?

Leo de todo. De vez en cuando, me encanta salir de los universos negros y lanzarme a una novela histórica, a un clásico o a un libro que me haga o reír a carcajadas o me arranque unas lágrimas. 

 

S.- ¿Tienes manías a la hora de escribir?

No muchas … Ordenador y café, me concentro mejor por las mañanas, me gusta el silencio mientras escribo, pero soy capaz de ponerme unos cascos con un concierto y concentrarme igual.

 

S.- ¿Cómo crees que ha evolucionado tu escritura desde tu primera novela?

Probablemente, al describir los puntos de vista y situaciones de muchas personas diferentes, podría decir que me he vuelto más tolerante.

 

S.- La novela negra parece reinar en las librerías, ¿no? ¿cuál crees que es la causa?

No sé si diría que reina en las librerías, pero supongo que tiene éxito porque muchas veces retrata personas de carne y hueso, personajes con sus defectos y debilidades, situaciones que, a veces, aparentemente están lejos, pero que pueden presentarse ante nosotros e influir en nuestra vida. Y por qué no, también tenemos un cierto morbo…

 

S.- Comentaste en otra entrevista que la novela negra funciona también como guía de viajes. ¿Es así?

¡Claro! Nos muestran el tiempo, cuándo y qué comer, cómo es la gente. Pensemos en cómo Domingo Villar nos describe Galicia, Camilleri Sicilia, Márkaris Atenas y una cierta Cardona San Lorenzo de El Escorial…

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