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{CULTURA / FOTOGRAFíA}

El oficial misterioso que fotografió la Primera Guerra Mundial en 3D

La Casa de la Imegen recupera un archivo de imágenes a las puertas del centenario de la contienda

El relato comienza en la acogedora sala de descanso ubicada en el tercer piso de la Casa de la Imagen de Logroño; aunque lo cierto es que la historia se desarrolló entre 1914 y 1918 –en plena Primera Guerra Mundial- y que tras permanecer adormilada, recuperó el hilo en el año 2003 y ahora vibra, quizá, más vital que nunca tras abrirse una nueva trama.


El argumento se reaviva por una de esas casualidades que cincelan las mejores aventuras. Quizá estuviera emulando a Paul Bowles o a Bertolucci y sus cielos protectores e intercambiando la máquina de escribir y la cámara de cine por sus fotografías buscara una historia que contar en el norte de África. O quizá no tuviera nada que ver con ambos. El caso es que en el año 2003, el fotopereportero Pablo San Juan –amigo de Jesús Rocandio y compañía- se encontraba recorriendo los mercadillos de Tánger. Y quizá también, como en la novela de Bowles, lo que encontró fue mucho más que lo que buscaba.


Revolviendo entre las antigüedades, San Juan preguntó por piezas relacionadas con la fotografía. Un vendedor miró a otro y un tercero atrajo su atención. El fotógrafo terminó en una pequeña tiendecita. Allí, el dueño fue directo al grano.


-     Tengo unas fotos pequeñitas que se ven al revés.

 

-    ¿Al revés?


De uno de los estantes bajó diez cajitas de madera, de 15x20 centímetros aproximadamente, barnizadas y con las esquinas redondeadas. En el interior de cada una, 50 negativos tomados con una cámara estereoscópica. San Juan extrajo uno al azar y lo expuso a la tenue luz del local. Se veía un antiguo avión y lo que parecía el escenario de un combate, quizá, de una guerra.

 

Conocedor de la labor investigadora y de restauración que desarrolla la Casa de la Imagen, San Juan llamó a Jesús Rocandio. “Cómpralos”, fue la respuesta del fotógrafo riojano. Ahí comienza la tercera parte de la historia, la que nos cuenta Carlos Traspaderne, uno de los fotógrafos que desde la Casa de la Imagen está desarrollando la investigación sobre la colección de imágenes halladas en Tanger.
Carlos nos explica que la fotografía estereoscópica de aquella época se sustentaba en la idea de dos objetivos y un disparador, creando –se puede decir- una imagen correspondiente a la visión con el ojo derecho y otra a la del izquierdo. Esas imágenes quedan recogidas en una placa de cristal –el negativo. Una colección de esas placas de cristal fueron las encontradas por Pablo San Juan en Tanger.


Este tipo de fotografía juega –explica Traspaderne- con la divergencia de visión entre los ojos, que al pasar la información al cerebro crea la sensación de profundidad al fundirse”. Recuerda que “ya antes de la fotografía estás imágenes se utilizaron en dibujos y grabados y en 1841 fueron utilizados con el daguerrotipo”.


A principios del siglo XX se popularizaron las cámaras Verascope, de pequeño tamaño y cuyo modelo fue utilizado por el autor de las series estudiadas ahora por la Casa de la Imagen. Aquellas imágenes –ya fueran de producción propia o compradas en librerías- se veían después a través de un visor  estereoscópico, “una especie de anteojos que te permitían ir regulando la visión hasta lograr el enfoque perfecto y que ofrecían una sensación tridimensional”. Aquellos dispositivos, apunta Carlos, “fueron muy típicos de la burguesía de los primeros años del siglo XX”.

 

Abiertas las diez cajas, en la Casa de la Imagen comprendieron que tenían un auténtico tesoro en sus manos. Quinientos negativos que relataban desde el frente –no a través de reconstrucciones como se conocía hasta ahora- la Primera Guerra Mundial. “La mitad –explica Carlos- reflejan directamente la guerra y la otra mitad muestran la postguerra y las vacaciones familiares en Niza o Italia”.
En 2007, la Casa de la Imagen ofreció una primera exposición mostrando parte de las fotografías. Ahora han retomado el trabajo de recuperación, análisis e investigación. El objetivo es el año 2014, centenario de la Primera Guerra Mundial.


Estamos en contacto –explica Carlos Traspaderne- con asociaciones y organismos de diferentes países que participaron en el guerra y que por las consecuencias que tuvo para ellos le conceden una gran importancia, Francia, Italia, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra…”. El fotógrafo riojano apunta que el trabajo sobre las ‘fotos de Tanger’ va despacio. “Llevamos ya diez años analizando las fotografías y tenemos que hacerlo a ratos –describe-, ya que no podemos desatender el trabajo diario”. Aún así, tienen en mente colaborar con instituciones de estos países para producir exposiciones, catálogos y, en especial, la reconstrucción de las imágenes en tres dimensiones.


Ver la Primera Guerra Mundial en tres dimensiones sería algo único –explica Carlos-, ya que hasta la fecha no se conoce nada igual. El archivo localizado en Tanger es muy completo y ofrece un extraordinario resumen de la guerra”. Y es que en las imágenes aparecen todas las grandes batallas de la contienda. “Además desde una visión muy cercana y muy diferente a como hemos visto hasta ahora la Primera Guerra Mundial… la mayoría de las imágenes que conocemos son reconstrucciones de momentos o batallones posando; no habíamos visto el frente, las trincheras y el combate de cerca”.


Llegados a este punto preguntamos a Carlos:


-    ¿Quién es el autor de este tesoro?


-    No conocemos aún su nombre, seguimos investigando las pistas que vamos consiguiendo.

 

Saben que fue un oficial del ejército francés con rango de capitán que, con toda probabilidad, perteneció al Estado Mayor. “Conocemos su rostro, ya que en algunas fotos de grupo sale retratado junto a otros oficiales. Sabemos que era muy meticuloso y que documentaba con fechas y lugares, e incluso algún comentario cuando tenía espacio suficiente, todos y cada uno de los cristales”. Esa labor concienzuda ha ido sembrando de pistas el camino de reconstrucción que están desarrollando desde la Casa de la Imagen. “Cada fecha, cada cartel indicativo de una ciudad o pueblo, las placas de las calles, las estatuas y edificios o las matrículas de las coches, camiones o aviones nos permiten ir reescribiendo el viaje realizado por nuestro capitán francés y, al mismo tiempo, el relato en imágenes de la Primera Guerra Mundial”.
A la conclusión de que se trataba de un militar con graduación y “contactos” llegaron tras comprobar que “hacía falta un permiso especial para acercarse tanto a la guerra. No estaba permitido. Las fotografías estaban restringidas prácticamente a los posados previos o posteriores a los combates”. Traspaderne sí le reconoce al capitán “buena mano y buen ojo, al realizar las fotografías. Elegía muy buenos planos y aunque no deja de ser la visión de un oficial del ejército francés es un relato único de la Primera Guerra Mundial”.


En las fotografías se pueden contemplar tanques, trincheras –su defensa y su construcción-, transportes por carretera y caminos, defensas antiaéreas, observatorios de vigilancia camuflados, ciudades y pueblos arrasados, sanitarios en el frente, puentes –algunos en pie y otros mostrando tan sólo su esqueleto- tropas, también algunos momentos de relax, refugiados, zonas en escombro, campamentos, aviones dispuestos a despegar y, algunos, derribados, y la muerte en diferentes formas. En las imágenes aparecen soldados y oficiales escoceses, ingleses, senegaleses, alemanes –casi siempre prisioneros- y franceses. Es decir, un extraordinario resumen documental de la contienda. “Algo –como indica Carlos- desconocido hasta ahora”.


La idea es crear un sistema de visionado a través de espejos. “Los visores estereoscópicos -apunta Carlos- son individuales y un tanto incómodos, queremos hacer algo que esté más relacionado con la idea de exposición”.


Mientras el proyecto avanza, en la Casa de la Imagen continúan siguiendo pistas para tratar de descubrir la identidad del capitán fotógrafo. “Sabemos que contaba con dinero, ya que las fotos de las vacaciones corresponden a Niza e Italia”. Los últimos negativos corresponden a 1935, cuando se le pierde la pista. “Son fotografías tomadas en el norte de África”. Ahí surge otra pista: ¿Cuántos oficiales franceses pudieron estar en el norte de África en esas fechas?.../Javi Muro.

 

*En las dos últimas fotografías de la galería de imágenes se puede observar al oficial misterioso. Es el primero por la izquierda -mirando a la foto- en la imagen de grupo y el que aparece en el retrato vertical. ¿Quién fue? ¿Cuál era su nombre?

 

Visión estereoscópica (3D) de las imágenes: montaje corto. Casa de la Imagen (Logroño)

 

Visión estereoscópica (3D) de las imágenes: montaje largo. Casa de la Imagen (Logroño)

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