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'Hierro viejo' es un western crepuscular bajo las reglas de la novela negra'

El escritor Marto Pariente, protagonista del Festival 'Rioja Noir'

Marto Pariente (Madrid, 1980), es escritor y funcionario del Estado. Reside en Alovera, Guadalajara, con su mujer y sus hijos. Pariente equilibra su vida profesional y familiar con su pasión por la lectura y la escritura -escribe sus novelas de madrugada. Debutó en el mundo literario en 2018. Su novela 'La cordura del idiota' le valió el Premio Novelpol 2020 y el Premio de Novela Cartagena Negra 2020, entre otros reconocimientos. En 2023, continuó su trayectoria con la publicación de 'Las horas crueles. Este año 2024 ha publicado 'Hierro viejo' y conversamos con él sobre su última novela./Javi Muro


SPOONFUL.- ¿Cómo surgió la chispa de la historia que cuenta ‘Hierro viejo’?

Dicen que en la vida hay que tener un plan aunque sea malo; mi plan para esta novela consistía en contar una vieja historia en tiempos modernos. Quise crear un western crepuscular bajo los códigos de la novela negra.

 

S.- Realmente, ‘Hierro viejo’ es una combinación de géneros. ¿Qué te atrajo de esta combinación y cómo fue el proceso de escritura?

Fue un reto, pero todos los proyectos nuevos lo son. Siempre hay una idea de la cual parte la historia, en este caso, la premisa fue la última vuelta a la acción del personaje principal. Me atraía que el protagonista (Coveiro), ante una guerra perdida de antemano (la redención) diese una última batalla por una buena causa.

 

S.- ¿Y cómo fue el proceso de creación de los personajes? Son realmente potentes; especialmente Coveiro.

El rol, la personalidad y el papel que juegan los personajes en la novela se van gestando cuando los pilares básicos de la trama ya están definidos. No hay personajes que precedan a la historia, al menos no definidos en su totalidad. Con esto se consigue que, primero, sean más creíbles, y segundo, que faciliten el desarrollo de todo su potencial narrativo.

 

S.- Por otro lado, en ‘Hierro viejo’ encontramos una dosis importante de humor -humor negro. Imagino que no es sencillo incorporarlo a una trama más oscura y dramática como es la de la novela negra, ¿No?

El sentido del humor no abunda en el género, esta es la verdad. A mí, me resulta muy difícil todo lo contrario, es decir, gestionar la narración en toda su extensión con sobriedad.

 

S.- ¿Cuál fue el mayor desafío al escribir ‘Hierro viejo’?

El gran desafío no tuvo que ver con la trama, tampoco con los personajes: tuvo que ver con elementos ajenos a la historia. Acometí la fase de escritura en plena pandemia, en 2020, mientras el mundo parecía derrumbarse a nuestro alrededor y mi familia se enfrentó a un doloroso y oscuro momento. Ese fue el mayor desafío, convertir la necesidad de escribir en un acto de evasión literaria.

 

S.- ¿Qué otras disciplinas artísticas te influyen?

El cine sin lugar a dudas. Tarantino, los hermanos Cohen, Guy Ritchie, Álex de la Iglesia y Juanma Bajo Ulloa entre otros.

 

S.- Precisamente, de ‘Hiero viejo’ se dice que es muy cinematográfica. ¿La ves convertida en película?

Soy optimista por naturaleza, siempre veo todas mis obras convertidas en películas. Todavía no ha llegado el momento. No importa. Las balas del pasado siempre llegan a su debido tiempo.

 

S.- ¿La elección de la España profunda tiene que ver con ese escenario de western?

No. La elección del entorno en el cual se desarrollan mis novelas tiene que ver con una de las premisas fundamentales que me marqué a fuego a la hora de plantearme en serio esto de escritura: tratar a los lectores como adultos. Quiero darles un producto honrado y solvente, y esto, en mi opinión, pasa por hablar de lo que uno sabe y conoce. Además, los dramas, los traumas, la violencia y, en definitiva, las pasiones y miserias humanas no son privativas de las grandes urbes. Recuerde que pueblo pequeño, infierno grande. Eso dicen.

S.- Ante el carácter de western crepuscular de ‘Hierro viejo’, ¿qué westerns son tus referencias?

Para esta novela en concreto, re visioné varios films: Centauros del desierto, Dos hombres y un destino, Sin Perdón y una más moderna titulada Old Henry.

 

S.- ¿Tienes manías a la hora de escribir? ¿Primero a mano y luego en el ordenador?

Tengo la costumbre de pergeñar toda la historia en un cuaderno. Un exhaustivo guión de todo lo que va a acontecer a lo largo de la narración. Esta parte creativa suele duplicar en tiempo la fase de escritura. Esta segunda fase, la literaria la realizo a ordenador.

 

S.- ¿Te acompañas de música al escribir?

No. Café y el silencio de la madrugada.

 

S.- ¿Siempre escribes en el mismo lugar?

Siempre escribo en casa, el ordenador puede bailar de un lugar a otro, esto forma parte de la convivencia, pero siempre en casa y siempre de madrugada.

 

S.- ¿Qué diferencia percibes a la hora de escribir ahora de tus primeras novelas a las últimas?

Evolucionas, no puede ser de otra manera. Como en cualquier oficio, la práctica lo es todo. El escritor va desapareciendo de la narración, las transiciones entre acción y dialogo van engrasando mejor y lo accesorio deja espacio a lo mollar.

 

S.- La novela negra permite -en mi opinión- realizar crítica social. ¿Es hoy España un buen nicho de argumentos para la novela negra?

Cualquier lugar del mundo se presta con facilidad a la crítica social. Lo difícil no es introducir estos elementos en la trama, lo complicado es hacerlo sin aleccionar, sin sesgos, sin prejuicios; vuelvo a la premisa inicial, trabajar la crítica social tratando a los lectores como adultos.

 

S.- ¿Qué temas te gustaría abordar en un futuro?

Quizá el de las familias complicadas, sus diferencias, sus silencios enquistados, sus elecciones dolorosas, su amor soterrado y su lealtad mal entendida.

 

S.- ¿Cuáles son tus escritores de referencia en novela negra?

Cormac McCarthy, Ken Bruen, Donald Westlake, George W. Higgins, Jim Thomson, James Crumley, James Sallis, Elmer Mendoza, Alexis Ravelo, Luis Gutierrez Maluenda, Joe Álamo y Victor del Árbol entre otros.

 

S:- ¿Trabajas ya en un nuevo proyecto? 

 Sí. Estoy en fase de pensar la historia, de comentármela a mi mismo una y otra vez. Estoy en ese estadio en el que me cuesta convencer a mi mujer de que cuando estoy mirando por la ventana, estoy trabajando.

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