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{CULTURA / EXPOSICIONES}
Arquitecturas absurdas y los oasis de bienestar absoluto
Alba Ruiz Lafuente expone 'Por el ocio de los insectos trabajadores' en la ESDIR
La propuesta de Alba Ruiz Lafuente tiene carácter de simulacro al tiempo que apunta una crítica al impacto del ser humano en el paisaje. “Siempre desde el humor y la ironía”, recalca la artista logroñesa; y “siempre sin activismo”, subraya. ‘Por el ocio de los insectos trabajadores’ es el título de la muestra que Alba presenta en la Sala de Exposiciones de la ESDIR de Logroño, en el marco de la Muestra de Arte Joven de La Rioja. Alba fue una de las tres artistas galardonadas con una beca dirigida a fomentar y apoyar sus carreras artísticas. “A lo largo de un año he estado desarrollando el proyecto que ha ido evolucionando desde el boceto inicial”. Alba destaca la importancia de las conversaciones con, el también artista riojano, Carlos Rosales, que ha ejercido de tutor a lo largo de la beca.
‘Por el ocio de los insectos trabajadores’ es una serie fotográfica compuesta por ocho imágenes y una maqueta -de la propia sala de exposiciones con miniaturas de las fotos. “Me interesaba – detalla Alba- abordar cuestiones relacionadas con la configuración del mundo actual y la influencia que la política y la sociología tienen en nuestra arquitectura”. A través de sus fotografías, la artista logroñesa pone de manifiesto “el absurdo de la pretensión humana de disneyficar el mundo a través de la arquitectura y la cada vez mayor dificultad en diferencia la realidad de sus representaciones”.
En este proceso de reflexión lo insectos surgen como escusa para hablar de la ocupación del espacio. Así, la serie fotográfica es una mirada a algunas construcciones absurdas realizadas por el ser humano, “pero siempre desde el humor”. Y es que Alba adapta infraestructuras humanas al universo de los insectos: un parque de atracciones, un museo, un balneario, un casino, un hotel o un centro comercial, entre otras. “Son fotografías de construcciones absurdas, algunas construcciones como las que vemos hoy en día. Por ejemplo, una pista de esquí en el desierto o centros comerciales en los que la gente parece vivir dentro. Es un capitalismo absurdo”. Y ahí surgen el humor y la ironía, en el momento en que Alba, tras su reflexión, crea esos edificios destinados no a humanos sino a insectos. “Es un tema serio -explica- que lo he llevado al terreno del juego, porque reconozco que yo soy la primera que participa de estos absurdos”. No en vano, mientras se desarrolla esta conversación en la propia Sala de Exposiciones, frente a la artista y el periodista, puede contemplarse la fotografía de un ‘Museo’ para insectos. Ironía en estado puro. “Aún así -precisa Alba- he tratado de alejarme para mirar”.
Y hablamos de crear porque es así, son espacio creados. “Son fotografías de arquitecturas efímeras”, define. “Es una técnica de modelismo -explica-; creo las arquitecturas y los espacios utilizando materiales diversos, piezas que en muchas ocasiones he encontrado en la calle. Todo es susceptible de ser otra cosa”. Así genero los edificios, elementos de ciudades inventadas y, después, los fotografío”. De ese proceso creativa surge la reflexión de Alba sobre el impacto del ser humano en el paisaje.
Desde la tutoría de la beca, Carlos Rosales destaca que en el proyecto de Alba coinciden “el Qué, de la pregunta ética; y el Cómo, como respuesta técnica”. Rosales apunta a la imagen del protagonista de ‘La Metamofosis’, Gregor Samsa, “pero sin drama de por medio”. Rosales suma cuestiones a la reflexión realizada por la artista logroñesa: ¿Se aburren los insectos? Precisan de ocio? ¿Son conscientes de la presencia humana? “El planteamiento de Alba -precisa Rosales- es bello e irónico” y cita al Walden de Thoreau: “Si hemos cortado sus ramas como queremos que canten los pájaros”.
Alba Ruiz Lafuente habla de crear espacios, iluminarlos y fotografiarlos. “Quería -reitera- que fueran absurdos pero reconocibles”. El catálogo de la exposición apunta a Loris Cecchini y Myoung Ho lee con algunos de sus artistas referentes, pero esa necesidad creativa de crear espacios de forma previa a fotografiarlo recuerda inevitablemente a su tío, el fotógrafo logroñés, Rafael Lafuente. “Es lógico, ha sido una gran influencia para mí, desde pequeña he estado en su estudio viendo como trabajaba, mi tío ha sido la chispa para elegir el camino del arte”.
De regreso al catálogo de la muestra puede leerse que “en el mundo existen infinidad de lugares donde las personas pueden ignorar, durante un rato, sus trabajos, sus problemas, su sufrimiento y sus preocupaciones” Son los oasis artificiales y prometen alcanzar el bienestar absoluto. /Javi Muro
*Imágenes:
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